La invisibilidad del traductor literario

¿Por qué, tradicionalmente, no se menciona al traductor de una obra literaria en su cubierta? Los profesionales de la traducción reivindican a las editoriales su derecho a aparecer en este espacio tan importante de los libros como forma de dar visibilidad, valor y reconocimiento a su trabajo.

Te propongo un pequeño experimento literario que no te llevará más de un minuto. ¿Te animas? Sólo tienes que elegir unos cuantos libros que tengas por casa, eso sí, todos ellos deben ser traducciones de obras originales escritas en otros idiomas. Cuando los tengas, mira con detenimiento la cubierta de cada uno y responde a una pregunta: ¿aparece el nombre del traductor literario en alguno de ellos?

La falacia de la transparencia le resta relevancia al papel de los traductores como mediadores interlingüísticos y oculta el laborioso, complejo e importante trabajo que llevan a cabo estos profesionales.

Como habrás podido observar, la respuesta es no: no se identifica al traductor literario en la cubierta de la obra que ha traducido. Pero… ¿por qué? El autor israelí Etgar Keret afirmó: ‹‹Los traductores son como ninjas. Si notas su presencia, no son buenos››. Esta frase resume a la perfección el concepto de la invisibilidad del traductor que postuló Lawrence Venuti en 1995.  Tradicionalmente, se ha considerado que el traductor literario ha de ser un personaje invisible o transparente dentro de la obra que traduce de un idioma a otro. En pocas palabras, los lectores no han de notar ni su presencia ni su labor traductora en el texto de llegada. Si un traductor quiere ser totalmente fiel al contenido y al sentido de la obra original, no puede introducir cambios ni elementos nuevos en la versión traducida. Dicha idea, que se ha ido perpetuando a lo largo de los años, se conoce como la falacia o el mito de la transparencia del traductor. En los últimos tiempos, diversos expertos han criticado y desmentido este falso mito, pues le resta relevancia al papel de los traductores como mediadores interlingüísticos y, además, oculta el laborioso, complejo e importante trabajo que llevan a cabo estos profesionales.

Son pocas las editoriales que mencionan a los traductores en las cubiertas de los libros, porque  la falacia de la transparencia está bastante arraigada en el sector editorial. Hay que seguir luchando para que la labor de los traductores se reconozca.

Gracias a las múltiples reivindicaciones de los traductólogos y los propios traductores, se está empezando a conseguir que algunas editoriales incluyan el nombre de los traductores en las cubiertas de los libros que han traducido. Sin embargo, aún son pocas las que lo hacen, pues la falacia de la transparencia continúa bastante arraigada en el sector editorial mundial actual. Por ello, hay que seguir luchando para que la labor de los traductores adquiera el reconocimiento social que merece y estos profesionales, por fin, ocupen el lugar de honor que les corresponde en la cubierta de los libros.


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María Soria
info+msoria@sanscrit.net

Es filóloga inglesa, editora y traductora inglés-español. Apasionada de la escritura, tiene amplios conocimientos en corrección de textos en español y traducción literaria, humanística y jurídica. Ha traducido y autopublicado en Amazon varios relatos breves. En sanscrit, se ocupa del marketing.