Textos predictivos y traducciones automáticas

Nuestra creatividad y originalidad son el precio a pagar por las ventajas que ofrece la inteligencia artificial en el sector de la traducción y de la comunicación digital.

La maldición china se ha cumplido, vivimos tiempos interesantes. Mientras que, para unos, esta frase evoca un estimulante escenario de constantes cambios y progreso, para otros, que beben de la tradición oriental, presagia futuras desgracias e infortunios. Es precisamente en esta diversidad de percepciones culturales y psicológicas donde radica la esencia de la personalidad humana, la característica que hace a cada individuo diferente del resto.

Las traducciones automáticas permiten ofrecer servicios más rápidos y con mejores prestaciones. Del mismo modo, los textos predictivos le facilitan al usuario la tarea de escribir mensajes.

El auge de la inteligencia artificial (IA) se ha extendido de manera muy significativa por el ámbito del lenguaje, la escritura y, en general, la comunicación. Las traducciones automáticas proporcionadas por aplicaciones y plataformas tecnológicas globales permiten ofrecer servicios cada vez más rápidos y con mejores prestaciones. Del mismo modo, avances como los textos predictivos, presentes ya en todo tipo de dispositivos, le facilitan al usuario la tarea de escribir mensajes.

Varios estudios apuntan a que la inteligencia artificial altera la plasticidad de la mente, reduciendo nuestra creatividad y originalidad a la hora de expresarnos por escrito.

Textos predictivos y traducciones automáticas, ¿nos está robando nuestra personalidad la inteligencia artificial?

Foto de freestocks en Unsplash

La inteligencia artificial genera un enorme entramado de posibilidades que afecta a campos tremendamente importantes para el desarrollo de la personalidad humana como son el de la lingüística y la neurología. Varios estudios apuntan a que la plasticidad de la mente humana puede estar siendo modificada por la aparición de la inteligencia artificial. El hecho de que, por ejemplo, a la hora de escribir un e-mail el ordenador, ya nos sugiera una frase o palabra para iniciar o completar una oración puede tener consecuencias a la hora de modular nuestra creatividad y originalidad.

Escribir implica una compleja coordinación de todo el proceso cognitivo que incluye la memoria a largo plazo, el sistema semántico, la memoria funcional y la planificación. Cuando esta tarea de escribir es sustituida por la máquina, dejamos de requerirle al cerebro que lleve a cabo una actividad que ejecutaba de una forma específica y personal, en base a la experiencia y la memoria del individuo. Funciones como el autocompletado o la autocorrección abundan en el ámbito de la escritura en formato digital y dibujan un panorama en el que la homogeneización del mensaje puede convertirse en una de las consecuencias más reconocibles y negativas en cuanto a expresión de uno mismo se refiere.

A la inteligencia artificial aún le queda mucho camino por recorrer para facilitar los procesos de comunicación sin que la personalidad de cada individuo se difumine en el aire o desaparezca.

La personalidad de cada individuo también se refleja en cómo se expresa cuando escribe, es decir, a través de las palabras y fórmulas semánticas a las que recurre de forma habitual. La inteligencia artificial está explorando ese territorio, pero aún le queda mucho camino por recorrer para conseguir conjugar la cuántica con la relatividad, es decir, para facilitar los procesos de comunicación sin que la personalidad de cada individuo se difumine en el aire o desaparezca.


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