Internacionalización, el gran reto de empresa

Todos sabemos que poner en marcha una empresa no es cosa sencilla. Los trámites administrativos son muchos y en demasiadas ocasiones demasiado farragosos. Sin embargo, una vez superados tenemos vía libre para poder aplicar todo nuestro conocimiento y capacidad para ofrecer el mejor servicio a nuestros clientes.
Pasado el tiempo, establecida una primera cartera de clientes locales y nacionales, vemos que la empresa va tomando forma y se va consolidando. Culminados los primeros retos profesionales atisbamos ya lo que se perfila en el horizonte como el próximo reto a superar: ¿debemos internacionalizarnos?
Nadie se atreve a cuestionar que vivimos en una economía globalizada y que la tecnología ha cambiado la forma de hacer negocios para siempre. En este contexto, mirar hacia fuera no es una opción, es casi una obligación si queremos mantenernos en una posición competitiva. La vieja cultura de mantenerse conservando clientes locales muestra ya vulnerabilidades que la desaconsejan si aspiramos a progresar en nuestra actividad económica.
Llegados a este punto llega la gran pregunta: ¿Cómo lo hacemos? Obviamente cada empresa es un mundo, pero en cuanto a traducciones profesionales se refiere es indispensable tener varios conceptos claros.
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